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Fecha de publicación: 3 de Diciembre de 2025 a las 06:15:00 hs

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Medio: INFOBAE

Categoría: GENERAL

Expertos revelan si los videos creados con IA están creando o no confusión en la vida humana

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Descripción: El fenómeno de los deepfakes y la facilidad de viralizar engaños generan nuevos retos sociales, impulsando llamados a la regulación y a la formación de ciudadanos críticos

Contenido: La expansión de la inteligencia artificial en la generación de videos ha colocado a millones de usuarios ante un panorama inédito: distinguir entre lo real y lo fabricado nunca fue tan difícil. Desde aplicaciones gratuitas hasta sofisticadas plataformas, hoy cualquier persona puede producir audiovisuales hiperrealistas en minutos y compartirlos en redes sociales.

Ejemplos recientes ilustran cómo estos videos pueden inducir engaños masivos. Un caso viral fue el de “un canguro de apoyo emocional” que aparentaba esperar por abordar un vuelo comercial; pese a lo inverosímil de la escena, miles de internautas la creyeron a principio de 2025 y compartieron masivamente. Este fenómeno no es aislado, y evidencia la creciente capacidad de la IA para transformar la percepción colectiva.

Según la investigación de Lucía Ballesteros Aguayo y Francisco Javier Ruiz del Olmo, publicada en la Revista de Ciencias de la Comunicación e Información, el flujo constante de vídeos generados con IA está provocando un efecto de “irrealidad” que amplía la confusión sobre la naturaleza de los hechos.

Los especialistas sostienen que la imagen digital, al convertirse en un eje del proceso de desinformación, altera la percepción pública y dificulta la línea entre el acontecimiento auténtico y el fabricado.

La revisión académica de Ballesteros Aguayo y Ruiz del Olmo identificó que la viralización de videos falsos y deepfakes puede llevar no solo a la difamación de personas, sino a una desconfianza generalizada en instituciones, medios y figuras públicas.

Tal como señalaron los autores, “los vídeos falsos o deepfakes pueden provocar una sensación generalizada de confusión sobre lo que es real y lo que no lo es”. Destacando que el componente emocional de las imágenes es clave, ya que refuerza creencias previas y dificulta el análisis crítico.

El estudio señala además que la aparición de herramientas de IA accesibles ha dado pie a un ecosistema digital en el que la desinformación circula con mayor facilidad. En ese entorno, la audiencia tiene un papel activo, no solo como receptora sino como generadora y redistribuidora de contenidos. Los expertos concluyen que ello ha elevado el problema a un nivel estructural, constituyendo una amenaza social e institucional.

La facilidad con la que redes neuronales artificiales producen imágenes y videos hiperrealistas erosiona la confianza en los materiales audiovisuales, incluso en los ámbitos periodísticos o judiciales. Verificar la autenticidad de un documento audiovisual es cada vez más complejo, lo que genera dudas en el público y en quienes se encargan de la información.

Para enfrentar este desafío, Ballesteros Aguayo y Ruiz del Olmo recomendaron fortalecer la alfabetización visual y digital, junto con la implementación de estrategias de verificación. Explican que solo una ciudadanía informada y crítica podrá disminuir la confusión y frenar los efectos amplificados de la desinformación audiovisual.

Los especialistas advirtieron sobre la urgencia de marcos normativos y el desarrollo de soluciones tecnológicas que limiten la manipulación con fines nocivos. El efecto multiplicador de los videos generados por inteligencia artificial, sumado a la viralidad de las redes sociales, requiere un enfoque multidisciplinario que incluya la responsabilidad de las industrias tecnológicas y la formación de los usuarios.

Mientras tanto, los casos de engaño basados en videos de IA, como polémicas políticas, estafas y campañas mediáticas fabricadas, seguirán poniendo a prueba la capacidad social de distinguir la verdad del error. Los expertos y académicos han apostado por reforzar la vigilancia, el pensamiento crítico y la regulación como únicas vías para restaurar la confianza en el entorno digital.

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