Fecha de publicación: 1 de Diciembre de 2025 a las 19:20:00 hs
Medio: INFOBAE
Categoría: GENERAL
Descripción: El primer ministro remarcó que, pese a su postura crítica, su gobierno apuesta por fortalecer los lazos comerciales con Beijing y rechaza caer en extremos de acercamiento o confrontación total
Contenido: El primer ministro británico, Keir Starmer, afirmó que China representa “amenazas de seguridad nacional” para el Reino Unido, pero defendió la decisión de su Gobierno de incrementar el diálogo y la cooperación económica con Beijing, según informó Reuters. En un discurso ante líderes empresariales en la City de Londres, el jefe de Gobierno sostuvo que una relación más estable y predecible con la segunda mayor economía del mundo responde al interés estratégico británico.
Starmer señaló que el vínculo bilateral ha oscilado durante años entre episodios de entusiasmo y periodos de frío diplomático. Recordó que, en la última década, Londres pasó de utilizar el término “edad dorada” para describir su relación con China a convertirse en uno de sus críticos más sólidos dentro del G7. Esta volatilidad, insistió, ha perjudicado tanto a los intereses económicos del país como a la capacidad de gestionar riesgos de seguridad.
El primer ministro marcó así una de sus posiciones más explícitas desde que asumió el poder. Reuters recordó que los servicios de inteligencia británicos han denunciado en los últimos años casos de presunto espionaje vinculado a Beijing, un asunto que tensó la relación bilateral y generó presión parlamentaria para adoptar una postura más dura.
Starmer añadió que era necesario “rechazar la opción binaria” y situarse en un enfoque dual: proteger al país en todos los ámbitos de riesgo mientras se aprovechan las oportunidades comerciales. Subrayó que ambos elementos no compiten entre sí y que “la seguridad es innegociable”, pero que una política exterior eficaz no puede limitarse al distanciamiento diplomático.
El giro público del primer ministro se produce meses después de que un juicio por presunto espionaje colapsara porque, según Reuters, el Gobierno británico evitó describir formalmente a China como una amenaza de seguridad, una definición clave para sostener la acusación. La decisión generó cuestionamientos dentro de Westminster y presionó al Ejecutivo para clarificar su postura.
Starmer criticó también la estrategia de los gobiernos conservadores previos, a los que acusó de “desatender” la relación con China, pese a que países europeos de peso —como Francia y Alemania— intensificaron contactos de alto nivel. Desde 2018, el presidente Emmanuel Macron ha viajado en múltiples ocasiones a China y los cancilleres alemanes han realizado cuatro visitas, mientras que el último primer ministro británico en hacerlo fue Theresa May hace seis años.
El Gobierno laborista prepara una visita oficial de Starmer a China en 2026, según adelantaron fuentes citadas por Reuters. El viaje seguiría la ruta de varios ministros que ya han viajado a Beijing desde la llegada del laborismo al poder.
El primer ministro reiteró que su gabinete no intercambiará concesiones de seguridad por mayor acceso comercial. Sin embargo, recalcó que existen sectores donde la relación económica puede crecer sin riesgo: servicios financieros y profesionales, industrias creativas, farmacéutica y bienes de lujo, entre otros. Las empresas británicas en estos ámbitos, dijo, tienen un margen de expansión “enorme”.
En paralelo, el Ejecutivo mantiene restricciones en áreas consideradas sensibles, como telecomunicaciones, tecnologías estratégicas y cadenas de suministro críticas. Desde 2020, Londres ha aplicado controles más estrictos a la participación de empresas chinas en infraestructura nuclear y al uso de equipamiento de Huawei en redes 5G, medidas que permanecen vigentes.
El discurso se inserta en un momento de reacomodamiento geopolítico. Estados Unidos ha intensificado su competencia tecnológica con China, mientras la Unión Europea impulsa políticas de “reducción de riesgos” para disminuir dependencias estratégicas sin romper el comercio con Beijing. Reino Unido, fuera de la UE pero alineado con Washington, intenta definir un punto de equilibrio propio.
Starmer busca colocar esa estrategia en un marco pragmático: una política exterior que combine protección de la seguridad nacional con apertura selectiva al mercado chino. Su desafío será sostener esa línea sin presiones internas que empujen hacia un mayor endurecimiento ni tensiones externas que limiten el margen para el diálogo.
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