Fecha de publicación: 27 de Noviembre de 2025 a las 13:32:00 hs
Medio: INFOBAE
Categoría: GENERAL
Descripción: Al encontrar anomalías que no encajan con explicaciones naturales, el físico Abraham Loeb estudia un origen artificial
Contenido: Un estatus que surge en medio de diferentes versiones sobre este objeto que pasará por el sistema solar, ya que algunos lo catalogan como un simple cometa y otros como producto de ingeniería alienigena avanzada.
El físico teórico Abraham (Avi) Loeb, reconocido académico de la Universidad de Harvard, planteó recientemente un nuevo marco para clasificar fenómenos astronómicos que presentan propiedades extraordinarias.
Esta tipología, conocida como la Escala de Loeb, asigna a los objetos interestelares un nivel del 0 al 10 basado en la cantidad y rareza de sus características anómalas. Su creación responde a la creciente detección de cuerpos, como el propio 3I/ATLAS y el Oumuamua, que escapan a las categorías convencionales.
El Nivel 4, alcanzado en tiempo récord por 3I/ATLAS, marca un punto de inflexión. En ese umbral, las explicaciones naturales resultan insuficientes y el debate científico se ve obligado a contemplar la posibilidad de un origen artificial o tecnológico.
“Ese escalón se reserva para casos donde las anomalías observadas —en trayectoria, brillo, emisiones o dinámica— son tan llamativas que la hipótesis de un origen tecnológico debe entrar formalmente en la discusión, no como certeza, sino como posibilidad que merece ser evaluada con método científico", detalla la argumentación respaldada por Loeb.
El ascenso de 3I/ATLAS en la Escala de Loeb responde al cúmulo de comportamientos y atributos que desafían las explicaciones ordinarias sobre cometas y cuerpos interestelares. Entre los principales factores que han motivado su clasificación en el Nivel 4 se destacan:
Estos elementos han obligado a los expertos a plantear, al menos como hipótesis de trabajo, la posibilidad de un origen artificial. “La hipótesis de un artefacto es más plausible que la de un cometa natural que exhibe simultáneamente una docena de características extraordinariamente raras”, argumentó Loeb.
El 19 de diciembre de 2025 es la fecha en la que el objeto alcanzará su máxima aproximación a la Tierra, a una distancia segura de aproximadamente 267 millones de kilómetros.
Telescopios terrestres y orbitales preparan agendas especiales para captar todos los detalles posibles, esperando que esta “ventana de oportunidad” permita confirmar o descartar la presencia de indicios artificiales, como variaciones en el brillo, cambios en la dinámica o firmas espectrales específicas.
A lo largo de los meses, 3I/ATLAS ha sido seguido con especial atención, llegando a convertirse en un tema de mucho debate tanto para la comunidad profesional como para observadores aficionados que han observado su evolución acelerada desde su descubrimiento en julio de 2025.
Pese a su clasificación en la Escala de Loeb y el interés que ha generado entre científicos y el público, la mayoría de la comunidad astronómica, así como la NASA, se mantiene firme en una interpretación conservadora. En una rueda de prensa celebrada en el Centro de Vuelo Espacial Goddard, Amit Kshatriya, funcionario de la Agencia.
“Este objeto es un cometa. Tiene el aspecto y el comportamiento de un cometa, y todas las pruebas apuntan a que se trata de un cometa”, dijo.
Para Kshatriya y otros expertos, la espectacularidad de 3I/ATLAS radica en su rareza, no en ninguna señal que apunte con claridad a un artefacto elaborado por inteligencia no humana.
Por otro lado, la posición oficial de la NASA reconoce el papel de 3I/ATLAS en despertar la imaginación global, pero insiste en que “la maravilla del cosmos no necesita adornos” para fascinar al mundo.
Los expertos de la agencia descartan cualquier peligro derivado de este tránsito, subrayando que su recorrido quedará a más de 273 millones de kilómetros de la Tierra, casi el doble de la distancia promedio entre la Tierra y el Sol.
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