Fecha de publicación: 22 de Noviembre de 2025 a las 13:21:00 hs
Medio: INFOBAE
Categoría: GENERAL
Descripción: La situación reflejó tensiones por la ausencia de una delegación del país norteamericano de alto nivel y por la postura de Washington respecto a la declaración final de la cumbre
Contenido: La presidencia del G20 cambió de manos después de una serie de roces diplomáticos entre Sudáfrica y Estados Unidos durante la cumbre celebrada en Johannesburgo.
El traspaso se concretó tras un intercambio de declaraciones entre autoridades de los dos países, motivado por la negativa inicial del presidente sudafricano Cyril Ramaphosa a entregar la presidencia del G20 a un diplomático de menor rango por parte de la nación norteamericana.
El ministro de Relaciones Internacionales y Cooperación de Sudáfrica, Ronald Lamola, comunicó que la cesión oficial se realizaría el lunes siguiente en la sede del ministerio, en presencia de funcionarios a nivel de encargados de negocios, debido a una solicitud estadounidense presentada fuera de plazo.
Sin embargo, durante los días previos al cierre de la cumbre, se mantuvo un ambiente tenso porque Estados Unidos no envió a su presidente, Donald Trump, ni a otro representante de alto rango designado expresamente.
Ronald Lamola subrayó la necesidad de realizar el traspaso a una persona que representara directamente al Ejecutivo estadounidense. “Estados Unidos es miembro del G20 y si quiere estar representado, aún puede enviar a cualquier persona del nivel adecuado”, explicó Lamola a la prensa, definiendo la postura oficial.
Por su parte, el vocero presidencial, Vincent Magwenya, respaldó dichas declaraciones y sostuvo que la negativa de entregar la presidencia a un cargo diplomático menor respondía estrictamente al cumplimiento del protocolo internacional que rige estas ceremonias multilaterales.
Magwenya señaló que la decisión de Sudáfrica ya había sido comunicada formalmente y a través de canales públicos, enfatizando que nunca antes se había realizado una entrega de esa naturaleza y que Sudáfrica no sería quien estableciera un precedente.
Los desacuerdos respecto al traspaso ocurrieron en paralelo a la adopción de la declaración final de la cumbre, que abordó cuestiones como la crisis climática y otros desafíos globales. Según informó la agencia Reuters, la declaración fue elaborada sin la participación de la delegación estadounidense y utilizó términos antes rechazados por la administración Trump, especialmente en lo relativo a la gravedad del cambio climático y la promoción de energías renovables.
En el discurso inaugural, Cyril Ramaphosa resaltó la importancia de fortalecer los esfuerzos multilaterales y agradeció la colaboración de las delegaciones presentes, haciendo énfasis en validar un documento que reflejara los intereses colectivos del grupo.
La declaración del G20 incluyó referencias enfáticas al desafío de combatir el cambio climático, asegurar la adaptación de los países vulnerables y controlar los elevados niveles de endeudamiento en las economías en desarrollo.
La presidencia sudafricana defendió durante todo el proceso la equidad internacional y la dignidad institucional, rechazando excepciones motivadas por cuestiones particulares.
La cumbre representó la primera ocasión en que África lideró el G20, hecho destacado por las autoridades anfitrionas y otros líderes internacionales.
(Con información de Europa Press y Reuters)
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