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Fecha de publicación: 11 de Noviembre de 2025 a las 12:47:00 hs

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Medio: INFOBAE

Categoría: GENERAL

“No soy un ermitaño. Llevo una vida plena, feliz”, aseguró Daniel Day-Lewis en su esperado regreso a la gran pantalla

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Descripción: Tras ocho años lejos del cine, el tres veces ganador del Óscar desmintió los rumores sobre su aislamiento durante la presentación de “Anemone”, la película dirigida por su hijo Ronan. En diálogo con Vanity Fair, su mirada sobre el arte, la felicidad y la plenitud lejos de Hollywood

Contenido: Ocho años después de su última aparición en la gran pantalla, Daniel Day-Lewis vuelve al centro del mundo cinematográfico gracias a Anemone, el primer largometraje dirigido por su hijo, Ronan Day-Lewis.

El actor, tres veces ganador del Óscar, participó en la Festa del Cinema di Roma. En este contexto, desmintió la imagen de ermitaño que circuló sobre su retiro.

“No soy un ermitaño. Llevo una vida plena, feliz”, afirmó Day-Lewis en declaraciones recogidas por Vanity Fair Italia, e insistió en que la vida auténtica transcurre lejos de los focos mediáticos.

El regreso de Day-Lewis al cine responde a una motivación profundamente personal: trabajar junto a su hijo en un proyecto que indaga en los vínculos familiares y las cicatrices invisibles que deja la guerra.

Anemone se estrenó en cines el 6 de noviembre y, según explicó Ronan Day-Lewis a Vanity Fair Italia, nació como una historia sobre dos hermanos, aunque gradualmente el lazo entre padre e hijo se integró a la narración.

Ronan Day-Lewis expresó: “El film al principio se centraba en los dos hermanos, pero poco a poco el lazo padre-hijo se fue colando en la historia. No hay nada autobiográfico, pero el misterio del pasado de los padres es algo que sentía muy cercano”.

Daniel Day-Lewis señaló que no existió un deseo deliberado de explorar su relación personal con Ronan en la película. “No era necesario. Nos concentramos en los hermanos, pero cuando la historia empezó a desarrollarse, abrazamos la idea de las generaciones”, manifestó el actor.

La película se adentra en la dinámica familiar desde una perspectiva universal, sin referencias directas a la biografía de los Day-Lewis. El propio Daniel admitió que la experiencia de haber perdido a su padre tempranamente, y una relación marcada por la distancia, le permitió comprender el papel del padre ausente que aparece en la trama.

El trabajo conjunto en el rodaje de Anemone resultó enriquecedor para ambos. Ronan Day-Lewis resaltó el compromiso y la generosidad de su padre, quien, en el papel de Ray, mostró una notable capacidad de improvisación.

Daniel, por su parte, reconoció la evolución de su hijo del mundo de la pintura a la dirección cinematográfica: “Verlo convertirse en director ante mis ojos fue extraordinario”.

La película aborda temas como la guerra, la culpa colectiva y la transmisión entre generaciones. Ronan Day-Lewis explicó a Vanity Fair Italia que, pese a que la historia sigue a un soldado británico, su intención era alejarse de una visión que glorificara la violencia.

“Quería que la guerra se viera como un agravio a la naturaleza y a nuestra propia naturaleza. El viento, el cielo, los árboles son testigos de la violencia”, afirmó. Daniel Day-Lewis, criado en el Londres de posguerra, recordó la impronta dejada por la Segunda Guerra Mundial y cómo, al conocer de cerca la realidad de Irlanda del Norte, su perspectiva sobre los conflictos armados se hizo más compleja.

En ese sentido, aseguró que admiró especialmente la fortaleza de quienes logran resistir la presión social para no entrar en el conflicto: “Se necesita una enorme fuerza moral para mantenerse al margen”.

Padre e hijo reconocen diferencias generacionales en sus opiniones sobre la guerra, la religión y la violencia, aunque no se contraponen por completo. Ronan admitió que su juicio crítico hacia lo militar le generó inquietudes sobre su interpretación de determinados personajes, mientras que Daniel reveló que, de joven, pensó en una posible vida militar antes de decidir su propio camino.

El legado de Daniel Day-Lewis en la actuación sigue inspirando a nuevas generaciones. Pese a ello, el actor afirma no sentirse plenamente consciente de su influencia. “No lo digo por modestia. Siento la misma admiración por los jóvenes actores de hoy que por los grandes de antaño. Lo que hacen me inspira y me emociona”, declaró a Vanity Fair Italia.

Para Day-Lewis, la interpretación implica empatía y descubrimiento, y considera que los personajes oscuros suponen la oportunidad de entender otras vidas.

El actor rechaza la narrativa de aislamiento que le atribuyen los medios. “Conduzco una vida plena, feliz, con mi familia, mis amigos, mis colegas. Trabajo en proyectos diferentes en momentos diferentes. Los tabloides hablan de ‘romper el silencio’ o ‘salir a la luz’, pero todo eso solo significa que no estás bajo los focos”, explicó.

Para Daniel Day-Lewis, la plenitud se encuentra fuera del ruido mediático, en la cotidianidad con sus seres queridos y en la capacidad de escoger sus propios retos profesionales. Esta convicción se reforzó con su regreso al cine junto a su hijo y define, en sus palabras, el verdadero sentido de la vida.

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