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Fecha de publicación: 11 de Noviembre de 2025 a las 13:09:00 hs

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Medio: INFOBAE

Categoría: GENERAL

Experimento en Harvard demuestra que los tutores con IA mejoran el aprendizaje y la motivación

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Descripción: Los investigadores han advertido que el éxito de este método no reemplaza a los maestros humanos. Señalan la importancia de no depender de esta tecnología para evitar perder el pensamiento crítico

Contenido: Un experimento en la Universidad de Harvard demostró que tutores conversacionales de inteligencia artificial (IA) pueden potenciar tanto la comprensión como la motivación de los estudiantes.

En un curso de Física, los investigadores implementaron un asistente digital que acompañó a los alumnos durante todo el semestre, con el propósito de comparar su eficacia frente a los métodos tradicionales de aprendizaje activo, en los que los grupos trabajan bajo la guía de docentes humanos.

El estudio estableció un principio fundamental: los tutores de IA deben enseñar a pensar, no pensar por el alumno. Los resultados del estudio revelaron que quienes interactuaron con el tutor de IA no solo lograron una mejor asimilación de los contenidos, manifestaron un mayor entusiasmo por las clases.

Los autores atribuyeron este éxito a la capacidad del sistema para ofrecer explicaciones adaptadas a cada estudiante, identificar dudas en tiempo real y mantener una interacción constante.

Gregory Kestin, profesor a cargo del proyecto, expresó su asombro ante los hallazgos: “No esperábamos que los alumnos consideraran las clases con IA más interesantes que las presenciales. Pero lo hicieron. Se sentían acompañados, no evaluados”.

A pesar de estos resultados, el grupo investigador de Harvard subrayó que el objetivo no es reemplazar a los profesores, sino ofrecer un refuerzo personalizado que ayude a los estudiantes a razonar por sí mismos.

Los investigadores advirtieron sobre la importancia de un uso ético y pedagógico de estas herramientas, porque una dependencia de la IA podría debilitar el pensamiento crítico de los alumnos. “Si ellos se vuelven dependientes de la IA, dejan de ejercitar su pensamiento crítico. Y eso termina afectando su rendimiento real”, declaró Kestin.

Actualmente, el grupo de investigadores de Harvard colabora con el Centro Derek Bok para la Enseñanza y el Aprendizaje y el Departamento de Tecnología de la Información para ampliar el programa a más cursos introductorios.

El objetivo es desarrollar tutores digitales especializados en distintas materias, desde física hasta historia o biología, que funcionen dentro de un marco de aprendizaje supervisado.

Christopher Miller, uno de los investigadores, destacó el potencial de la IA para adaptar los contenidos al ritmo y estilo de cada estudiante: “Podemos ofrecer un aprendizaje verdaderamente personalizado a gran escala. Pero el éxito dependerá de cómo los docentes integren estas herramientas”.

El entusiasmo generado se acompaña de una actitud cautelosa. Los expertos advierten que, sin una regulación adecuada, el uso de tutores de IA podría profundizar las desigualdades educativas entre quienes acceden a sistemas de calidad y quienes dependen de modelos genéricos o deficientes.

Además, surgen interrogantes sobre la privacidad de los datos, los posibles sesgos en los algoritmos y el impacto en el empleo docente. Ante estos desafíos, desde el interior de Harvard se propone la creación de protocolos éticos que aseguren la transparencia, el acompañamiento humano y límites claros en la automatización.

En este sentido, el modelo híbrido, que combina la presencia del profesor humano con el apoyo de un tutor digital, podría consolidarse como la norma en las próximas décadas, al unir la empatía de la enseñanza tradicional con la precisión de la tecnología automatizada.

En paralelo a estos desarrollos, Harvard ha sido escenario de otras iniciativas orientadas a la educación y el bienestar digital. Gabriela Nguyen, estudiante de máster en Política y Análisis de la Educación en la Universidad de Harvard, ha impulsado una estrategia para enfrentar la hiperconexión digital.

Criada en Silicon Valley y familiarizada con la tecnología desde pequeña, Nguyen fundó Appstinence, un movimiento que cuestiona la normalización del uso compulsivo de redes sociales y dispositivos.

La propuesta central de Appstinence se resume en una pregunta: “Las redes sociales son opcionales, ¿por qué nadie nos lo dice?”, una reflexión que ha captado la atención de estudiantes, padres y empresas.

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