Fecha de publicación: 1 de Agosto de 2025 a las 19:47:00 hs
Medio: INFOBAE
Categoría: GENERAL
Descripción: El doctor que estuco involucrado en el caso confirmó que el nacimiento del niño marcó un récord mundial tras desarrollarse a partir de un feto almacenado desde 1994
Contenido: “Espero que me envíen fotos”, expresó Linda Archerd al referirse al nacimiento del hijo de Lindsey y Tim Pierce, un niño que representa mucho más que una nueva vida: es el resultado de un embrión que permaneció congelado durante 11.148 días, casi 31 años.
El nacimiento, ocurrido el sábado pasado en Ohio, se produjo tras años de infertilidad de la pareja y el uso de embriones donados que habían sido almacenados desde 1994.
Según el médico de los Pierce, este caso establece un récord mundial en cuanto al tiempo de almacenamiento de un embrión antes de un nacimiento exitoso.
La técnica utilizada, conocida como adopción de embriones, ha existido desde los años 90, pero en la actualidad experimenta un auge, impulsada en parte por clínicas y organizaciones con orientación cristiana que consideran que la vida comienza en la concepción y que todos los embriones merecen la oportunidad de desarrollarse.
La donante, Linda Archerd, recurrió a la fertilización in vitro (FIV) en 1994, cuando la tecnología de congelación y transferencia de embriones apenas comenzaba a consolidarse. En ese momento, la posibilidad de crear y almacenar varios embriones ofrecía a los futuros padres mayores probabilidades de éxito en los tratamientos de fertilidad.
“No comenzamos esto pensando en récords; solo queríamos tener un bebé”, declaró Lindsey Pierce en un comunicado.
Archerd, por su parte, describió el proceso como una experiencia emocionalmente intensa, marcada por el alivio de saber que sus embriones encontraron un hogar, la tristeza de no poder estar presente y la esperanza de conocer algún día al niño y a sus padres adoptivos. “Me encantaría conocerlos algún día. Sería un sueño hecho realidad conocerlos a ellos y al bebé”, concluyó Archerd, quien ya ha recibido varias fotos del recién nacido.
Sin embargo, tras el nacimiento de su hija y un posterior divorcio, su proyecto familiar se vio interrumpido y los embriones permanecieron almacenados durante décadas. Con el paso del tiempo, la incertidumbre sobre el destino de esos embriones y el aumento de las tarifas de almacenamiento generaron en Archerd sentimientos de culpa y preocupación.
La situación de Archerd refleja un dilema que afecta a miles de familias en Estados Unidos. Según estimaciones de expertos médicos citados por The Associated Press, existen actualmente alrededor de 1.5 millones de embriones congelados en el país, muchos de ellos en una especie de limbo, mientras sus progenitores deciden si los utilizan, los donan o los descartan. Solo una fracción de los nacimientos por FIV, que representan aproximadamente el 2% de los nacimientos en Estados Unidos, involucra embriones donados.
El proceso de donación de Archerd se concretó a través de Snowflakes, una división de Nightlight Christian Adoptions que facilita la adopción abierta de embriones y permite a los donantes establecer preferencias sobre las familias receptoras. Archerd manifestó su deseo de mantener algún tipo de vínculo con el futuro niño y con los padres adoptivos.
El procedimiento resultó complejo: fue necesario contactar a su primer médico de fertilidad en Oregón, revisar registros en papel y coordinar el traslado de los embriones desde Oregón hasta la clínica de los Pierce en Tennessee. La clínica, Rejoice Fertility en Knoxville, se caracteriza por su negativa a desechar embriones congelados y por su experiencia en la manipulación de embriones almacenados en contenedores antiguos.
De los tres embriones donados por Archerd, uno no sobrevivió al proceso de descongelación. Los otros dos fueron transferidos al útero de Lindsey Pierce, pero solo uno logró implantarse y desarrollarse hasta el nacimiento.
El Dr. John David Gordon, responsable de la transferencia, confirmó que este caso supera el récord anterior, también gestionado por su clínica, cuando los hermanos Ridgeway nacieron de embriones congelados durante 30 años (10.905 días).
Gordon subrayó la dimensión simbólica y problemática de estos casos: “Creo que estas historias despiertan la imaginación. Pero creo que también nos sirven de advertencia: ¿Por qué están estos embriones almacenados? ¿Por qué tenemos este problema?”
El debate sobre el estatus legal de los embriones congelados se intensificó tras una decisión de la Corte Suprema de Alabama en 2024, que reconoció a los embriones congelados como niños a efectos legales. Esta resolución obligó a los líderes estatales a buscar soluciones temporales para proteger a las clínicas de fertilidad de posibles responsabilidades legales, aunque persisten las dudas sobre el futuro de los embriones almacenados.
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