Fecha de publicación: 1 de Agosto de 2025 a las 16:18:00 hs
Medio: TN
Categoría: GENERAL
Descripción: Tenía 83 años. Figura esencial de la industria editorial y muy querido por sus autores, su mítico sello fue sinónimo de historieta y literatura de vanguardia. Fontanarrosa, Quino, Caloi y Walsh, entre muchos otros, le confiaron sus obras.
Contenido: Varias generaciones de lectores le deben a Daniel Divinsky momentos inolvidables de su formación. El logo, el formato rectangular, el olor de las páginas que se pasaban demasiado rápido: los libros de Ediciones de la Flor reinaron durante años en el mercado editorial argentino como objetos de entretenimiento, y placer, de alta calidad.
Las tiras de Mafalda, de Quino, y de Boogie, el aceitoso, de Fontanarrosa. Los cuentos de Ray Bradbury o de Silvina Ocampo, para chicos y no tanto. Operación Masacre, de Rodolfo Walsh. Y con mayor énfasis en algunos períodos, literatura pura y sin dibujitos: Borges, Sábato, David Viñas y Umberto Eco (nada menos que El nombre de la rosa), entre muchos otros.
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Pero además, fue un gran padrino de editores independientes, un pionero de la publicación fuera de los grandes sellos en la que la pasión, el compromiso y vínculo personal eran el capital más importante. Su aventura editorial demostró que el negocio y la calidad podían también formar parte de esa ecuación. Como muestra, su relación con Quino: De la Flor -que Divinsky fundó en 1966 junto a Ana María Kuki Miler- empezó a publicar Mafalda en 1970 y el dibujante se mantuvo fiel a la editorial durante toda su vida.
Abogado, comprometido con los valores de la libertad en tiempos difíciles, Divinsky debió marchar al exilio en Venezuela junto a su familia. Allí continuó su trabajo en el ámbito cultural. “Todos queríamos editar con vos, por haber elegido con buen ojo al Quino, al Negro Fontanarrosa -lo despidió Rep en sus redes sociales-. Entonces, cuando ponías un ojo sobre el trabajo de uno y te publicaba libros, sentías que habías llegado a una especie de Olimpo. Y también comenzaba una amistad”.
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Como protagonista central de más de 50 años de vida cultural y editor de status legendario, Divinsky mantuvo hasta el final la actividad, la presencia en eventos culturales, el bajo perfil y el espíritu juvenil y curioso, de risa fácil y generosa.
Hizo un trabajo inmenso, como su catálogo, por la lectura, la literatura popular, el humor gráfico. Fuimos privilegiados testigos.
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