Fecha de publicación: 1 de Agosto de 2025 a las 09:03:00 hs
Medio: INFOBAE
Categoría: GENERAL
Descripción: Los analistas esperaban 100 mil nuevos empleos, pero la cifra publicada por el Gobierno quedó un 30% por debajo de esas expectativas. Los analistas ven señales del impacto de las políticas migratorias
Contenido: El informe de empleo de julio, publicado por el Departamento de Trabajo, reveló que Estados Unidos sumó 73.000 empleos ajustados estacionalmente, una cifra que se sitúa por debajo de las 100.000 plazas que anticipaban los analistas. Este resultado, junto con la revisión a la baja de los datos de los meses previos, ha intensificado la discusión entre quienes ven señales de resiliencia y quienes advierten fisuras en la economía.
El aumento de la tasa de desempleo a 4,2% desde el 4,1% registrado el mes anterior añade un matiz de preocupación. Además, las cifras de mayo y junio fueron corregidas de forma significativa: los empleadores generaron 258.000 empleos menos de lo que se había estimado inicialmente para ese bimestre, según el mismo informe del Departamento de Trabajo. Esta corrección refuerza la percepción de que el mercado laboral enfrenta una desaceleración más marcada de lo que sugerían los datos preliminares.
“Todos intentan descifrar hacia dónde se dirige la economía”, afirmó Jonathan Pingle, economista jefe para Estados Unidos en UBS, en un contexto donde los datos recientes del mercado laboral han encendido el debate sobre la solidez real de la recuperación.
El trasfondo de estos números es una economía que, según estima The Wall Street Journal, se debate entre dos narrativas contrapuestas:
. Por un lado, persiste la visión de una sorprendente capacidad de resistencia. Las amenazas arancelarias han comenzado a reflejarse en algunos precios, pero aún no han provocado una inflación generalizada. El consumo, que se había mostrado contenido en los primeros meses del año, muestra ahora signos de mayor confianza, lo que sugiere que la demanda interna sigue sosteniendo parte del crecimiento.
. En contraste, se multiplican las señales de vulnerabilidad. Empresas como Procter & Gamble y Chipotle Mexican Grill han reportado que sus clientes muestran una sensibilidad creciente ante los precios. Este fenómeno es especialmente notorio entre los consumidores jóvenes, quienes han reducido sus gastos en productos y servicios no esenciales. Además, el dinamismo económico parece concentrarse en los sectores de mayor poder adquisitivo, lo que plantea dudas sobre la amplitud y sostenibilidad de la expansión.
La incertidumbre sobre el rumbo de la economía se refleja en la diversidad de opiniones entre los expertos. Mientras algunos, como Guy Berger, investigador principal en el Burning Glass Institute, sostienen que la economía mantiene su estabilidad, otros advierten que las debilidades detectadas podrían profundizarse en los próximos meses.
“La gente tendrá que acostumbrarse a aumentos de empleo que por sí solos no nos dirán que el mercado laboral está débil”, advirtió Berger, aludiendo a la desconexión entre la percepción pública y la realidad estadística del mercado de trabajo en Estados Unidos. Esta observación, recogida por The New York Times, ilustra el cambio de paradigma que atraviesa la economía estadounidense: cifras de creación de empleo que antes se considerarían insuficientes ahora pueden interpretarse como señales de fortaleza.
El trasfondo de esta transformación radica en la evolución demográfica y en las políticas migratorias recientes. Según el análisis de Jed Kolko, investigador principal del Peterson Institute for International Economics, la cantidad de empleos que la economía estadounidense necesita generar mensualmente para mantener la estabilidad del mercado laboral ha descendido de manera significativa. Hace un año y medio, la cifra requerida era de 166.000 puestos de trabajo al mes; en junio, esa necesidad se redujo a solo 86.000. Kolko atribuye este descenso a la finalización del auge migratorio: “Ha caído tanto porque este aumento de la inmigración ha terminado”, explicó en declaraciones recogidas por The New York Times.
El impacto de las restricciones migratorias se refleja en varios frentes. Por un lado, la disminución drástica de los cruces fronterizos limita la incorporación de trabajadores extranjeros a la fuerza laboral. Por otro, las redadas migratorias de alto perfil han generado un clima de temor que disuade a muchos empleados de presentarse a sus trabajos. A esto se suma el envejecimiento de la población estadounidense, que incrementa las jubilaciones y reduce la entrada de jóvenes al mercado laboral. Este conjunto de factores ha modificado la dinámica de oferta y demanda de empleo en el país.
En este contexto, los economistas han observado que, aunque el ritmo de creación de empleo mensual se ha desacelerado recientemente, la tasa de desempleo solo ha aumentado levemente. Esta aparente paradoja se explica por el ajuste en la cantidad de nuevos trabajadores necesarios para sostener el equilibrio laboral. Como resultado, cifras de crecimiento del empleo que antes se considerarían mediocres ahora pueden interpretarse como adecuadas, dada la nueva realidad demográfica y migratoria.
No obstante, el entorno de políticas públicas añade un elemento de incertidumbre. Berger subrayó que, aunque “casi todos los indicadores principales se han mantenido bastante estables desde el otoño pasado”, el marco normativo no ha seguido la misma línea. “No apostaría mucho dinero a que las cosas sigan estables en el futuro”, advirtió, aludiendo a la introducción de aranceles, restricciones migratorias y una nueva ley fiscal de gran envergadura. Estos cambios podrían alterar de forma significativa el panorama laboral y económico en los próximos meses.
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