Fecha de publicación: 21 de Julio de 2025 a las 10:08:00 hs
Medio: TN
Categoría: POLICIALES
Descripción: Gustavo Melmann acusó a la defensora de los condenados de entorpecer el proceso judicial y hostigar a su familia.
Contenido: El caso de Natalia Melmann, la adolescente de 15 años que fue brutalmente asesinada en Miramar en 2001, vuelve a estar en el centro de la escena judicial. El próximo 15 de agosto, se realizarán nuevas extracciones de sangre a los policías sospechosos de haber participado en el femicidio, con el objetivo de comparar su ADN con un rastro genético se encontró en el cuerpo de la víctima.
Sin embargo, la familia de Natalia enfrenta un nuevo obstáculo. En las últimas horas Gustavo Melmann, padre de la joven asesinada, denunció a Patricia Perelló, la abogada defensora de tres de los condenados, por “entorpecer el proceso” al recusar a la fiscal Ana María Caro.
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“Es un ser detestable, siniestro y lejano de ser un auxiliar de la Justicia”, afirmó Melmann, quien además aseguró que Perelló manda a los familiares de los policías a hostigarlos.
Desde hace 22 años, Gustavo Melmann y su esposa, Laura Calampuca, vienen soportando difamaciones y burlas. “Realiza una ofensa constante hacia las víctimas. Pronuncia mal mi apellido a propósito para burlarse y no respeta nuestra identidad”, describió Melmann.
Natalia fue encontrada en el vivero “Florentino Ameghino” en Miramar, asfixiada con el cordón de sus zapatillas y con signos de violencia extrema. En 2002, Ricardo Anselmini, Ricardo Suárez y Oscar Echenique fueron condenados a prisión perpetua por su participación en el crimen. Otros involucrados, como Gustavo “Gallo” Fernández, recibieron penas menores.
El caso de Ricardo Panadero, absuelto en dos ocasiones, fue reabierto en 2019 y finalmente, en 2023, fue declarado culpable y condenado a perpetua.
Ahora, las nuevas pruebas de ADN buscan cerrar un capítulo de impunidad que ha marcado a la familia Melmann durante más de dos décadas.
“Evidentemente estamos en el camino correcto”, concluyó Gustavo Melmann, convencido de que la verdad saldrá a la luz.
El 4 de febrero de 2001 Natalia Melmann, de 15 años, volvía a su casa de bailar en la localidad de Miramar. Eran cerca de las 7 de la mañana y un grupo de policías interrumpió su paso, la golpeó y la obligó a subir a un patrullero.
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Después, la trasladaron a una casa precaria del barrio Copacabana, en las afueras de la ciudad. Allí la torturaron, violaron y ahorcaron con el cordón de su propia zapatilla.
No hubo noticias de Natalia durante los cuatro días. Sus familiares y amigos la buscaron a la par de las fuerzas de seguridad, aun sin saber que la policía había participado del monstruoso hecho que iba a conmocionar a todo el país.
Su cuerpo apareció el 8 de febrero, enterrado debajo de un montículo de hojas secas en el vivero “Florentino Ameghino”. Se presume que lo descartaron en ese lugar el mismo día el crimen.
A simple vista, Natalia presentaba moretones en los muslos, quemaduras de cigarrillos en la mano izquierda, el tabique roto y un fuerte golpe en el cráneo.
Más tarde, la autopsia reveló además la presencia de cinco perfiles genéticos diferentes y confirmó que, tras haber sido torturada y violada, fue asfixiada con el cordón de su propia zapatilla, que estaba atado en su cuello con un nudo doble.
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