Fecha de publicación: 20 de Julio de 2025 a las 02:31:00 hs
Medio: INFOBAE
Categoría: GENERAL
Descripción: Catorce años de grabaciones, músicos y productores cambiantes, millones de dólares gastados y desafíos personales convirtieron al álbum en un caso único en el rock
Contenido: En 1994, Guns N’ Roses comenzó la producción de un nuevo álbum, el primero tras la publicación de The Spaghetti Incident? y la etapa de los exitosos Use Your Illusion.
Lo que inicialmente parecía la continuación lógica de un grupo gigante del rock terminó convertido en un proceso que rozó la leyenda por su duración e inestabilidad.
Catorce años después, Chinese Democracy finalmente salió al mercado, aunque el precio, tanto financiero como personal y artístico, lo convirtió en uno de los capítulos más controvertidos de la música moderna.
La génesis del disco estuvo marcada por una inestabilidad permanente. Durante el prolongado periodo de grabación, integrantes fundadores como Slash, Duff McKagan y Matt Sorum abandonaron el grupo, y su reemplazo fue encomendado a músicos que rotaban constantemente.
Por el estudio pasaron, entre otros, Robin Finck, Buckethead, Paul Tobias, Tommy Stinson y Brian ‘Brain’ Mantia. La contratación de estos músicos respondió a una búsqueda continua por parte de Axl Rose de lograr el sonido deseado.
El propio cantante explicaba a una radio argentina inicios de los años 2000: “No habíamos escrito canciones ni grabado en muchos años. Hubo cambios en la banda y muchos cambios en la compañía de discos. La gente en la discográfica tenía muchas opiniones y querían hacer el mejor disco posible".
Agregando que “cada vez que pensábamos que teníamos las canciones correctas, alguien creía que se podía mejorar. Así que empezamos de nuevo. Seguimos agregando canciones, seguimos grabando y grabando. Creo que cuando por fin lo publiquemos será algo de lo que me sentiré orgulloso y seguro”.
La lista de productores involucrados en Chinese Democracy resultó igualmente extensa, entre ellos Roy Thomas Baker, Moby, Mike Clink, Youth y Sean Beavan.
Muchos de ellos llegaron con la intención de reconducir un proceso que parecía condenado al estancamiento por los constantes retrasos y la insatisfacción de Rose con los resultados. Incluso figuras reconocidas como Dave Navarro, Brian May y Sebastian Bach participaron como colaboradores.
La convivencia en el estudio fue definiendo la historia del disco. En más de una ocasión, músicos como Buckethead abandonaron las sesiones de manera abrupta. Una anécdota evidencia el clima de tensión e improvisación reinante.
En 2001, mientras las noticias mostraban disturbios en Pakistán frente a un local de Kentucky Fried Chicken, Buckethead se levantó exclamando, antes de irse muy molesto: “¡Esto es el colmo! ¡Me uno al ejército! ¡No pienso grabar más!”.
Este tipo de incidentes ocurría en un disco que ya llevaba siete años de producción, dos años de atrasos respecto a las fechas prometidas y miles de dólares por encima del presupuesto original.
El caos administrativo acompañó los problemas creativos. El histórico A&R responsable de firmar a Guns N’ Roses, Tom Zutaut, fue reclutado nuevamente por la discográfica en 2001 para intentar encarrilar el proyecto. En declaraciones recogidas por Louder, Zutaut describió el grado de derroche que vio.
“Un área donde se gastaba una cantidad astronómica de dinero era en equipos alquilados. Había mucho equipo alquilado que ni siquiera se usaba. Es un lujo tener una Les Paul ‘59 por miles de dólares al mes y ni siquiera usarla. Recuerdo que conseguimos reducir el gasto en unos 75 000 dólares al mes solo en alquileres innecesarios”, dijo.
A nivel personal, las relaciones entre los músicos y sus colaboradores eran volátiles. El propio Zutaut relató la dificultad de trabajar con Axl Rose, quien solo permitía trabajar en su horario y en condiciones específicas.
“Cuando estos tipos quieren grabar, se graba. No están en un calendario; esto no es un trabajo de oficina. El mayor problema es el efecto que eso genera en el resto del equipo. Ingenieros, técnicos, músicos de sesión... todos cobran su salario mientras esperan, haciendo muy poco porque Axl no se presenta o no se puede contactar. Así, el dinero se iba en mantener a personas desocupadas”, sostuvo.
Tampoco ayudaba la dinámica interna del grupo. El proceso creativo se volvió cada vez menos colaborativo, según Zutaut: “Durante la época de Appetite for Destruction la composición era algo más conjunto, pero desde Use Your Illusion la banda hacía lo suyo y luego Axl venía a poner el toque final. Él trabajaba a su ritmo y apenas permitía la presencia de otros miembros en el estudio".
La espiritualidad y las creencias personales de Axl Rose también influyeron en la dinámica de trabajo. Durante los años de composición y grabación, se rodeó de gente a la que sometía a pruebas poco convencionales.
Según Zutaut, una médium apodada “Yoda” veía fotografías de las posibles incorporaciones y daba su visto bueno según la energía que percibía: “Había que enviarle una foto a la asistente de Axl. Si la aprobaban, podías trabajar con él. Consideraba que ciertas personas podían desgastarlo o energizarlo, y eso definía quién entraba y quién no”.
El entorno de Rose fue ganando peso, especialmente Elizabeth ‘Beta’ Lebeis, quien empezó como asistente y terminó siendo administradora y figura clave. Rose la presentó públicamente en Rock In Rio III.
“He estado cuidado por una familia brasileña estos últimos siete años. Esta es Elizabeth Lebeis – Beta – mi asistente, y sus tres hijos. Ha sido como una madre para mí, mi representante, mi otra asistente. Le agradezco a ella y a todos ustedes por tenerla”, expresó por ese entonces.
Lebeis, ante las consultas sobre su vínculo con el cantante, declaró: “Cuando entré en su vida, él empezó a darse cuenta de que alguien lo quería y lo cuidaba. No soy psicóloga, pero él necesitaba a alguien que lo escuchase y yo estaba ahí para eso”.
Dentro de las excentricidades del proceso se cuentan la construcción de un gallinero dentro del estudio para Buckethead. El guitarrista aceptó volver al proyecto a cambio de tener en el estudio un espacio propio, decorado como un corral de pollos, que según declaró, “le ayudaba a rendir mejor”.
“Si pudiera tener mi propio gallinero, un mundo propio en el estudio, podría tocar mucho mejor”, recordó Zutaut. “Era como un apartamento dentro del estudio decorado con paja y muñecos de goma; Buckethead solo permitía el ingreso de los ingenieros para ajustar el equipo. Nadie más podía pasar”.
La presión financiera se intensificó. La discográfica Geffen llegó a comunicar oficialmente en 2004: “Después de haber excedido todos los costes presupuestados y aprobados por millones, ahora es obligación del señor Rose financiar y completar el disco, no de Geffen”.
Los medios también se hacían eco de la magnitud del derroche. The New York Times afirmó en 2005 que “probablemente se trata del álbum más caro jamás hecho”, con un coste superior a los 13 millones de dólares.
A pesar de las sucesivas versiones que se daban por terminadas, siempre había un motivo para volver a empezar. Según Zutaut, “teníamos entre 50 y 60 canciones repartidas en varios discos, mi trabajo consistía en escuchar todo y sentarme luego con Axl para decidir juntos cuáles merecían ser finalizadas”.
Canciones enteras se regrababan simplemente porque Rose ya no confiaba en la energía depositada por músicos anteriores. Señaló que “por la creencia de Axl en que el disco debía capturar la energía de quienes lo crean, tuvimos incluso que reemplazar baterías que estaban perfectas técnicamente porque ya no reflejaban el espíritu buscado”.
La demora prolongada convirtió a Chinese Democracy en una broma recurrente en el mundo del rock, sinónimo de obras prometidas y jamás concretadas.
Para 2008, incluso Dr Pepper se sumó al mito y garantizó una lata gratis para cada ciudadano estadounidense en caso de que el disco saliera ese año, quedando expresamente excluidos Slash y Buckethead.
Cuando finalmente se anunció el lanzamiento, el sistema colapsó ante la avalancha de pedidos y el entorno jurídico de Axl Rose denunció el fracaso. El propio vocalista, en un foro de fans, tomó distancia. “Todo esto no tiene nada que ver conmigo, me sorprendió porque yo le había dicho a nuestro equipo: ‘¿A quién le importa esto ahora? Tenemos un disco que sacar’”, escribió.
En 2008, tras 14 años, innumerables retrasos e inversiones millonarias, Chinese Democracy llegó a las tiendas. Alcanzó la posición 55 en ventas anuales según Billboard. Si bien no se convirtió en un fenómeno comparable a Appetite For Destruction, por entonces la industria musical y el público ya veían el disco más como un fenómeno cultural que como un simple lanzamiento discográfico.
Sobre si existió intención alguna de nunca concluir el proyecto, Tom Zutaut respondió: “No. De hecho, cuando me fui sentí que había 11 o 12 canciones que solo necesitaban mezcla final. Podríamos haber tenido el disco listo para septiembre de 2002. No habría sido un problema”.
Por su parte, Beta Lebeis sintetizó el compromiso personal de Axl con la siguiente declaración: “Este álbum es la vida de Axl. Todo está invertido aquí. No es tan simple como decir ‘solo sácalo’. Y un día él contará la historia...”.
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