Fecha de publicación: 20 de Julio de 2025 a las 09:16:00 hs
Medio: INFOBAE
Categoría: ESPECTACULOS
Descripción: En diálogo en exclusiva con Teleshow, la icónica dupla revela cómo se gestó esta apuesta multitudinaria, con viejos personajes, nuevas figuras y la energía intacta de un humor que marcó época
Contenido: Hay programas que marcan un momento. Otros, una generación. Y después está Cha Cha Cha, que logró algo más difícil: dejar una huella indeleble en la historia del humor argentino. El ciclo ideado por Alfredo Casero se convirtió en un código compartido por miles de espectadores que, décadas después, todavía repiten líneas de memoria y celebran sus personajes como parte de su propia identidad. A casi un año del regreso del show a los escenarios porteños, Casero volvió a subirse a las tablas junto a Fabio Alberti y un elenco intergeneracional que fusiona figuras icónicas con nuevos talentos, bajo la producción de Giuliano Bacchi. Lo que empezó como una apuesta nostálgica se transformó en un fenómeno renovado, que agotó funciones, giró por el país y cruzó fronteras. En diálogo en exclusiva con Teleshow, la icónica dupla repasó los momentos más intensos de esta nueva etapa, reveló anécdotas insólitas y compartió la emoción con la que viven este presente tan singular.
La entrevista tuvo lugar en un hotel del centro porteño, entre risas y una complicidad intacta. Sentados a pocos metros del Obelisco, Casero y Alberti hicieron un alto en su gira para reflexionar sobre el camino recorrido y, sobre todo, sobre el que están a punto de transitar: el próximo 15 de diciembre presentarán una edición especial de Cha Cha Cha en el Movistar Arena, un show que promete ser histórico. Con espíritu navideño, invitados como Rodolfo Ranni y una puesta ambiciosa que incluirá música en vivo, coreografías y sketches renovados, el espectáculo será, en palabras de sus protagonistas, “un regalo” para su público. Y aunque no descartan lo que pueda venir, todo indica que el escenario de Villa Crespo será el punto final de un recorrido que nació en la televisión de los ’90 y se consagró, más de tres décadas después, como un fenómeno cultural que sigue tan vigente como impredecible.
—A casi un año de haber vuelto con Cha Cha Cha al Metropolitan, ¿cómo se sienten con todo lo que estuvieron viviendo estos últimos meses?
Casero: —Fue un ejercicio de agradecimiento. Esencialmente por la cantidad de gente que nos vino a ver. Fueron 95 funciones. Excepto en verano, que hacía mucho calor, estuvimos siempre llenos. Tuvimos más de 53.000 personas a lo largo de todos los fines de semana, con tres funciones. Lo que me gusta es que la gente se ría a carcajadas y me pone mal cuando sólo sonríen por compromiso.
Trabajamos mucho, ensayábamos todas las semanas. No había errores. El equipo funcionó muy bien. Además del elenco, hubo amigos y colegas como Fabio, Diego Rivas, Flavio González, Romina Sznaider, Lito Ming, a quien hasta lo “extraditamos” de Ushuaia, se vino a vivir acá. Todos hicieron un esfuerzo enorme y son personas que quiere mucho.
Alberti: —Yo me siento agradecido. Es un placer volver a trabajar con Alfredo. Lo disfrutamos mucho. El productor está contento, el teatro también, la gente ni hablar. Hicimos funciones en Montevideo y en varias provincias. En unos meses nos vamos a España, donde nunca hice teatro. Y cerrar con un broche de oro... es un montón. Solo queda disfrutarlo.
—¿Qué les genera el fanatismo que traspasa fronteras y llega a lugares como Corea o España?
Casero: —El fenómeno fue de boca en boca. Hay gente que vino desde Australia, desde Uruguay. No lo subí yo, sino que lo hizo la gente. Hay grupos de Facebook, Twitter, comunidades. No cobro nada por eso, solo agradezco. Y encima me dicen que se lo mostraron a alguien, que los trajo. Hay algo muy genuino ahí. Cha Cha Cha siempre tuvo una cosa de tirarse al vacío, que eso no significaba que nosotros saliéramos a correr tiros en patas. Había todo un trabajo previoo y ensayábamos prácticamente todas las semanas para que saliera cada vez más perfecto, hasta que salió así.
Alberti: —Cuando hacíamos el programa no existía Internet. Hoy, gracias a las redes, se ve en todas partes. Incluso, me mandaron un video de Corea donde reaccionan a algo nuestro, pero de otro programa. No entendí mucho, pero me mandaron la traducción. Decían: “¿Eso es Argentina? ¿Cómo llegó esto allá?”. Además, mucho material que ni sabía que existía. Es un legado que vuelve a salir a flote, como cosas grabadas en VHS que se digitalizó.
—¿Cómo es reencontrarse con los personajes tantos años después? ¿Les encuentran cosas nuevas?
Casero: —Interpretarlos es como volver a vivir. Todos los personajes tienen algo nuevo porque nosotros cambiamos. Me emociona mucho poder llevarlos a escena otra vez. Y lo más lindo es que los actores están muy comprometidos. Son compañeros que quiero mucho. Si surge una locura, la hacemos.
Alberti: —Yo los adoro. Boluda Total puede hacer cualquier cosa: cantar, escribir libros, desfilar. Todos tienen vida propia. Lo mismo Peperino Pómoro o Manuk. Son personajes sin techo. Y la gente los quiere ver en vivo porque en su momento fueron hechos para la tele.
—¿Les impacta que nuevas generaciones los sigan?
Casero: —Por supuesto. Hay chicos que no habían nacido que te recitan cosas de memoria, ¡es tremendo! Y muchos vienen por primera vez al teatro, otros quizá por última vez, por lo que hay que darlo todo.
Alberti: —Sí. En tiempos de las redes sociales, donde todo dura siete segundos, que un pibe se quede mirando un sketch nuestro de diez minutos... habla de que estábamos adelantados. Y hay páginas de fans que suben material que ni yo sabía que existía.
—¿Cómo surgió la idea del show? ¿Qué esperan de esa noche?
Casero: —Lo soñé después de ver a Raphael. Le insistí a Bacchi, nuestro productor. Ya hay miles de entradas vendidas. No tenemos sponsor, lo hacemos todo nosotros. Me da miedo, pero a mí me gusta enfrentarme a lo que me da miedo.
Alberti: —Es cierto, Alfredo lo tenía en mente hace tiempo. A mí me encanta la idea. Quiero ser como Tini. Estar parado frente a tanta gente, que además te fue a ver a vos... es alucinante.
—¿Va a ser una edición navideña?
Casero: —Sí, pero no por decisión artística, sino porque cae en Navidad. Es una celebración. Quiero que vengan, se diviertan, y se vayan a comer pizza contentos. Que se lleven algo. La Navidad es una excusa, ya que queremos que vengan y se vayan felices. Ese es el mejor regalo. Vamos a tener coreografía, música en vivo, va a durar más de tres horas y pico. Y nadie se va, porque le gusta lo que viene. Nadie sabe qué va a venir.
Alberti: —Claro, ya estamos con eso. Habrá que pensar a lo grande. Siempre pensamos en producciones pequeñas, esto es otra escala. Hay que llenar ese espacio. Nieve, grúas, astronautas... lo que sea.
—¿Van a sumar artistas nuevos al show?
Casero: —Sí. Va a estar Tano Ranni. Es un fan, un amigo. Tiene humor, corazón. Y también va a estar Alacrán (Rodolfo Samsó), si puede venir desde Estados Unidos. Lo extrañamos mucho. Además, quiero sumar actores locales a lo largo de los shows de la gira: en Mendoza, Córdoba, Uruguay.
Alberti: —Rodolfo (Tano) tiene muchísimo oficio. Pensamos en él para los Cubrepileta. Se puede sumar en cualquier parte. Alacrán posiblemente esté. Cuanto más juntemos, mejor. Y si se suman figuras nuevas, también.
—¿Diego Capusotto fue convocado? ¿Les gustaría sumarlo?
Casero: —Me encantaría. Me hace reír muchísimo. Pero hay diferencias, alguna rencilla… Es doloroso que nos haya alejado algo así. Él está en lo suyo.
Alberti: —Sí, lo convocamos. Pero está con sus shows y sus proyectos. Es una lástima. Sería maravilloso que estemos todos. Pero está ocupado con otros proyectos.
—¿Cómo vivieron la operación de Alfredo?
Casero: —Se dijeron cosas como que me había muerto, pero fue una operación programada. Incluso, a poco tiempo de hacerla, me caí en las termas de Gualeguaychú, eso retrasó la cicatrización. Recomiendo operarse si tienen problemas de cadera.
Alberti: —Se dijeron muchas pavadas. Alfredo venía mal de la cadera. Tendría que haberse operado en febrero, pero no suspendió ninguna función. Estaba medicado al palo para el dolor. Terminamos el 9 de marzo y se operó. La intervención estaba programada, no fue una urgencia. Decían cosas como “tiene la pierna complicada”. Él se aguantó todo como un duque.
—¿Qué opinan sobre el humor hoy en día? ¿Les interesa volver a la TV o al streaming?
Casero: —La televisión está muerta. No tiene futuro. Es mucho trabajo para que a alguien no le guste solo porque le da envidia. En el teatro, en cambio, la gente se olvida de todo. Son dos horas de paz. No hay política, no hay mensajes. Solo risa.
Alberti: —La televisión cambió. El humor está metido en todos lados, pero no hay programas de humor. Hay mucha gente haciendo cualquier cosa para ser viral. Y la mayoría no me causa gracia.
—¿Qué esperan que se lleve el público de esta nueva edición? ¿Creen que es un cierre definitivo?
Casero: —Espero que salgan con alegría, emoción. Algunos que lloren. Muchos se sorprenden de que es “como antes”. Pero está renovado. Va a durar más de tres horas. Vamos a tener música en vivo, estoy armando mi banda, Halibour Fiberglass Sereneiders. La idea es que sea el cierre, pero no sé qué pasará en verano.
Alberti: —Es un cierre. Alfredo barajó la posibilidad de que tal vez sea el final. Que la gente diga: “Mirá todo lo que pasó, y estamos acá”. Sin carga, pero con emoción.
—¿Tienen otros proyectos personales paralelos?
Casero: —Sí. Estoy restaurando un auto viejo para correr. También tengo que entregar un camión a fines de diciembre, por lo que tengo que restaurarlo y trabajar mucho en eso. Es un negocio, pero también una pasión que tengo con Minerva, mi socia. Nos encanta la mecánica. Ella sabe un montón sobre el tema y, además, es muy buena piloto.
Alberti: —Hace años que vivo en Uruguay, donde tengo un restaurante llamado Choto en mi propia casa. Por otro lado, acabo de terminar una película de marcianos y estoy escribiendo algo. No sé todavía qué forma va a tener. Puede ser una obra, puede ser una serie. Estoy viendo. Me gusta el contacto con la gente. El teatro es eso: una ceremonia en vivo. No hay red y cuando sale bien, es magia. Siempre hay cosas para hacer. Veremos después del Movistar qué surge.
El 15 de diciembre no será solo una fecha en el calendario: será una celebración colectiva, un abrazo final entre artistas y público que se eligieron hace más de treinta años y siguen caminando juntos. Casero y Alberti no buscan clausurar una etapa con solemnidad, sino estallarla de risas, música y emoción. Porque si algo aprendieron del oficio, y de la vida, es que el humor, cuando es genuino, no caduca. Y Cha Cha Cha, como ellos mismos, no volvió para quedarse: volvió para recordarnos que lo inesperado, lo absurdo y lo brillante pueden convivir en un mismo escenario… aunque sea por una noche más.
Crédito de fotos: @joynixmedia y @agenciacoralok.
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