Fecha de publicación: 19 de Julio de 2025 a las 15:09:00 hs
Medio: INFOBAE
Categoría: GENERAL
Descripción: Mientras se evalúan posibles cambios en los controles de seguridad, persisten las limitaciones estructurales y logísticas que impiden una implementación equitativa del nuevo sistema en toda la red aeroportuaria estadounidense
Contenido: Una posible flexibilización de las restricciones a líquidos en el equipaje de mano volvió a generar expectativas entre viajeros en Estados Unidos. Sin embargo, más de un tercio de los aeropuertos del país todavía no cuenta con los escáneres avanzados necesarios para detectar con fiabilidad explosivos líquidos.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, alimentó las esperanzas al insinuar que el tema de los líquidos podría ser el “próximo gran anuncio” en materia de seguridad aeroportuaria. “Hemos implementado en la TSA un proceso de detección con múltiples capas que nos permite cambiar la forma en que hacemos controles sin dejar de garantizar la seguridad”, dijo Noem esta semana.
No obstante, cualquier modificación oficial aún no ha sido confirmada por la Administración de Seguridad del Transporte (TSA, por sus siglas en inglés), que en un comunicado señaló que Noem y la agencia “están en constante búsqueda de formas para mejorar la seguridad y la experiencia de viaje del público”.
El principal obstáculo para levantar las restricciones está en la limitada disponibilidad de escáneres con tecnología de tomografía computarizada (CT, por sus siglas en inglés), que permiten a los agentes de seguridad examinar líquidos en tres dimensiones y girar las imágenes para identificar sustancias sospechosas.
Según declaró esta primavera ante el Congreso el jefe interino de la TSA, solo 255 de los 432 aeropuertos estadounidenses han instalado estos dispositivos. Las terminales de mayor tráfico recibieron prioridad, pero la implementación nacional completa no se prevé hasta el año 2043.
Además del alto costo —más de 2 millones de dólares por unidad—, los nuevos escáneres requieren modificaciones físicas significativas: son tan grandes que en muchos casos es necesario reforzar pisos y rediseñar los puntos de control. “Es simplemente una situación que cambia por completo la forma de operar”, señaló Johnny Jones, secretario tesorero del capítulo del sindicato American Federation of Government Employees que representa a trabajadores de la TSA. “Es la diferencia entre ver algo que antes podía quedar oculto y poder detectarlo con claridad con la nueva tecnología”.
Las normas que limitan a 3.4 onzas (100 mililitros) la cantidad de líquidos en el equipaje de mano están vigentes desde 2006, luego de que las autoridades del Reino Unido frustraran un complot para detonar explosivos líquidos a bordo de vuelos transatlánticos.
Tres cabecillas fueron condenados tras una extensa operación de vigilancia que involucró a más de 200 oficiales. Según la fiscalía británica, la investigación comenzó cuando agentes registraron en secreto el equipaje de un hombre bajo observación tras regresar de Pakistán. En su maleta encontraron una combinación inusual de Tang en polvo y baterías, lo que desencadenó la operación.
Más adelante, los investigadores descubrieron lo que describieron como una “fábrica de bombas” en un apartamento de Londres. Allí, los sospechosos construían dispositivos con botellas de bebida deportiva, y los correos cifrados con contactos en Pakistán incluían menciones de lociones aftershave de Calvin Klein que, tras el arresto, se comprobó coincidían con las cantidades exactas de peróxido de hidrógeno compradas por los implicados.
La BBC y la fiscalía británica documentaron que los conspiradores investigaban horarios de vuelo y sólo pretendían fabricar explosivos lo suficientemente potentes como para abrir un agujero en la cabina del avión.
El anuncio reciente que permite a los pasajeros mantener sus zapatos puestos al pasar por los controles marcó un cambio en las normas posteriores al intento fallido de Richard Reid en 2001. Sin embargo, expertos como Jeff Price, profesor de seguridad en aviación en la Metropolitan State University de Denver, advirtieron que flexibilizar el tema de los líquidos aún es prematuro.
“Creo que esto llega demasiado pronto. Lo de los zapatos lo apoyo, siempre que se mantengan controles aleatorios, pero con los líquidos, es otra historia. Hay otras capas de seguridad, sí, pero no muchas que puedan prevenir este tipo de ataques”, dijo Price, coautor de libros sobre seguridad aérea.
Según el experto, aplicar la nueva normativa solo en los aeropuertos con escáneres CT podría generar confusión. “Podrías salir con una botella desde un aeropuerto grande y luego tener que desecharla al volver desde uno pequeño”, explicó.
En años recientes, el sistema de detección de la TSA ha sido objeto de críticas. Un informe de 2015 del inspector general del Departamento de Seguridad Nacional reveló que en pruebas encubiertas, los agentes fallaron el 95% de las veces en detectar armas o explosivos.
A pesar de ello, representantes del personal sostienen que el sistema ha sido efectivo en la práctica. “Nada grande ha logrado pasar por nuestro sistema desde que tomamos el control de los controles. Hemos protegido los cielos durante 22 años”, afirmó Johnny Jones. “Incluso si hay un pequeño fallo, eso no significa necesariamente que algo vaya a ocurrir en el avión”.
El debate sobre los líquidos en vuelos continúa, pero cualquier decisión final dependerá no solo del avance tecnológico, sino también del consenso sobre los riesgos residuales. Mientras tanto, miles de viajeros seguirán tirando sus botellas de agua antes de llegar al control de seguridad.
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