Fecha de publicación: 19 de Julio de 2025 a las 05:55:00 hs
Medio: TN
Categoría: GENERAL
Descripción: Jeremías tiene cuatro hijos y comenzó a cantar vestido de superhéroe en la peatonal de Quilmes luego de bajar abruptamente de peso por un tumor. “Me pude terminar la casa”, dijo a TN.
Contenido: En la bulliciosa peatonal de Quilmes, entre el ir y venir de la gente, un superhéroe enmascarado rompe la monotonía. Se trata del “Spiderman cantante”, un personaje que se convirtió en un ícono de la ciudad luego de estar cerca de la muerte.
Jeremías Jiménez Rocha es el hombre debajo del traje rojo y azul. Él no solo carga dos parlantes, micrófonos y una mochila a diario para cantarle a la gente. También lleva en su espalda una historia de resiliencia que demuestra cómo el destino puede reescribir una vida.
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Esa vida se detuvo abruptamente. “Fue en 2020. Un día empecé a sentirme mal, a sentirme caído”, recordó Jeremías a TN. “Me dieron vuelta a un par de hospitales, hasta que fui a uno de Florencio Varela y descubrieron que tenía un tumor”, agregó.
La noticia vino acompañada de una incertidumbre aterradora. “Los doctores le dijeron a mi señora que podía ser cáncer. Y mi cuñada había muerto hacía dos años de esa enfermedad”, expresó el hombre de 33 años.
El tumor le trajo graves consecuencias físicas. “Me destruía el intestino grueso y no podía ir al baño”, indicó. Esto, sumado a una medicación que le quitaba el apetito, hizo que perdiera mucho peso: “Empecé a bajar mucho, llegué a pesar casi 40 kilos. Estaba muy flaco”.
En aquel entonces, Jeremías, papá de cuatro hijos, fue internado debido a su bajo peso. Cuando logró recuperarse un poco, intentó volver a trabajar en la construcción, pero no lo logró.
“Ya no tenía el físico para trabajar, para levantar los tachos. El cemento de 50 kilos me quebraba”, rememoró Jeremías, quien se angustiaba al pensar en cómo iba a hacer para darle de comer a sus hijos.
“Hasta que un amigo me dijo, ‘¿por qué no te comprás un traje de superhéroe?’”, contó Jeremías. “Junté la plata, me compré el traje y ahí empecé a trabajar con Ironman. A sacarme fotos en Puerto Madero, en El Obelisco, iba a todos esos lugares”, recordó.
Pero su debilidad física continuaba siendo un problema. “Ya no podía ni agacharme, ni siquiera con el traje”, contó. Fue por esa razón que se le ocurrió una idea que lo cambiaría todo.
Tenía un parlante en su casa porque le gustaba cantar: “Dije, ‘voy a cantar, si yo canto algo’”. Y aquel primer día fue mágico: “Empecé a cantar y me acuerdo que ese día la peatonal se llenó de gente”.
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Los vecinos de Quilmes que caminaban aquel mediodía por la peatonal de su ciudad se toparon con un personaje inusual: un hombre vestido de Spiderman, acompañado por dos parlantes, un micrófono y canciones de cumbia, folklore y melódicas.
“Lo tenía ahí, empecé con ese. Encima el estar flaquito me ayudó a trabajar como Spiderman”, relató.
La vida de Jeremías hoy tiene una rutina diferente. “El día a veces empieza a las nueve de la mañana o diez. Me preparo el desayuno y levanto a los chicos para que se vayan a la escuela”, narró.
Su trabajo sobre la calle Rivadavia de Quilmes comienza a la una de la tarde y termina entre las seis y siete. Su equipamiento es su mochila, dos parlantes y un trípode.
“Camino más o menos siete u ocho cuadras hasta la avenida Belgrano y espero el 324 que me lleva hasta la estación de Quilmes”, explicó. Una vez allí, arma su “escenario” en tan solo diez minutos. “Me pongo el traje sobre la ropa y empiezo a cantar”, indicó.
El cambio más significativo que encontró gracias a Spiderman ha sido el económico. “Se hace plata, pero es impredecible”, reconoció, pero un día malo en la calle es como un día normal de un ayudante de albañil.
Jeremias detalló que un día bueno puede significar entre $50.000 ó $60.000. “Un sábado hago entre $60.000 ó $70.000. Es el doble de lo cobra un albañil en una jornada de trabajo. Yo nunca hubiese ganado esta plata trabajando en la construcción”, dijo.
Más allá del dinero, lo que realmente valora Jeremías es la libertad: antes no podía tomarse un día de descanso para pasar tiempo con sus hijos, “y ahora, gracias a Dios, lo puedo hacer”.
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Esa libertad también le ha permitido invertir en su hogar, un terreno que le dejaron sus padres. “Pude hacer la cerámica del comedor. Después, bueno, el bañito lo empezamos a cerrar. Compramos puertas. Y de a poquito empezamos a construir y así pude terminar mi casa”.
A Jeremías, una enfermedad que pudo haberle quitado todo le dio la oportunidad de convertirse en un héroe de la vida real, que valora cada momento y cada canción. “Empecé a ver el mundo distinto. Valorar otras cosas en sentido del tiempo con mis hijos, disfrutar lo que amo, que me gusta hacer que es cantar”, completó.
Fotos y video: Agustina Ribó.
Edición: Daniel Gordo.
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