Fecha de publicación: 19 de Julio de 2025 a las 11:31:00 hs
Medio: INFOBAE
Categoría: ESPECTACULOS
Descripción: Graciela Borges, Susana Giménez y Graciela Alfano no ceden en su discurso y se adjudican la icónica pieza
Contenido: El aire gélido de Las Leñas en julio, en 1990, es de destacar. María Julia Alsogaray irrumpe rodeada de políticos, champán y lentejuelas, cargando el aura de una funcionaria con apellido ilustre y escándalo al acecho. Nada hace presagiar que esa noche, tras una cadena de casualidades y malentendidos, nacerá la tapa de revista que —treinta y cinco años después— seguirá desatando disputas entre íconos de la Argentina.
El flash del experimentado Osvaldo Dubini captura el instante: ella se ofrece al lente cubierta apenas por un tapado de piel color beige y una sonrisa que desafía los códigos de su familia conservadora y de la política de los noventa. Esa foto, publicada en la revista Noticias, marcará un antes y un después, no solo en la vida de la funcionaria más famosa del menemismo, sino también en un país que miraba, fascinado, cómo el glamour y poder se fundían en una misma postal.
Durante décadas, la portada de quien durante 10 años ocupó el cargo de Secretaria de Recursos Naturales y Ambiente Humano de la Nación Argentina fascinó por su audacia visual y el subtexto sexual que se leía entre líneas, “Reina, pero no gobierna”. Pero también por un enigma digno de novela policial: ¿de quién era el tapado de piel que vestía?
La pregunta resurgió con fuerza tras el estreno de la serie Menem en Prime Video, donde la actriz Mónica Antonópulos revive la escena que —por la crudeza y el escándalo— nunca perdió vigencia. Las redes sociales, las tertulias televisivas y hasta los pasillos teatrales se poblaron de teorías y reclamos: algunos aseguraban que el abrigo pertenecía a Graciela Alfano, otros a Susana Giménez, y no faltaron quienes lo atribuían a Graciela Borges.
La polémica alcanzó uno de sus puntos máximos en el programa Los profesionales de siempre. Graciela Borges lo sentenció ante las cámaras: “El tapado era mío, yo lo llevé esa noche”.
No tardó en llegar la réplica. Graciela Alfano, sin perder el oficio mediático, se comunicó con el programa para reclamar la autoría de la prenda: “Ese tapado era mío. Yo se lo presté a María Julia”.
Pero la contienda sumó a una tercera voz. Susana Giménez, recién llegada de Uruguay para ver Rocky, negó los dichos de Alfano: “La Alfano está diciendo que la piel es suya, pero no, es mi tapado. Yo estaba ahí con Graciela Borges, Alfano no estaba”.
A golpe de micrófono, cámaras y celulares, la batalla por el tapado escaló de lo anecdótico a lo personal. Graciela Alfano envió un video al ciclo Puro Show: allí se veía el legendario abrigo, intacto, colgado como una piel de trofeo. La actriz lo llamó “la prueba del delito”.
No solo eso: habló también con los medios, aprovechando el envión de la polémica para desempolvar historias antiguas: “En medio del endemoniamiento de Susana caí yo, que siempre caigo, y no tengo nada que ver. Aclaro el tema, y lo repito: después no quiero que Susana me pida disculpas, como en ese restaurante de Miami donde no quería que yo fuera, después entraste, no me saludaste y después me llamaste".
La secuencia sigue con la precisión de quien arma un relato policial: “En esa época, los tapados de piel se guardaban en refrigeración. Un día me llama la peletería y me dicen que van a hacer una producción con María Julia, que si puedo prestar uno. Después me avisan que usaron uno de mis tapados. Veo la foto y era el mío, aunque con photoshop lo hicieron más marrón —relató Alfano—. María Julia misma me confesó después que no podía creer que fuera mi tapado. ¡A ella le fascinaba verse como sex symbol! Sé que estaba enamorada de Menem, y quién no, si era tan seductor".
Pero no todo quedaría allí, ya que luego Borges dejaría un nuevo relato: “Fuimos a esquiar Susana y yo a Las Leñas y llegó con un grupo María Julia y nos pidió prestado los tapados nuestros de zorro. Uno negro de Susana y el beige mío. Se lo dimos y cuando bajamos de esquiar, vimos que estaba tomándose unas fotos. El mío es el beige y uno de zorro negro de Susana que no sé si se usó finalmente”.
El tapado dejó de ser solo una prenda para transformarse en símbolo. La portada de Noticias retrató el vértigo dorado de los noventa: fiestas donde la política y el espectáculo bailaban de la mano, entre rumores de romances y flashes de fama.
Era una noche cerrada de julio en Las Leñas. Famosos y funcionarios alternaban copas y estrategias bajo la nieve. El tapado, un cumplido de Susana Giménez hacia la funcionaria y la convicción de María Julia Alsogaray de que podía desafiar la moral de su propio entorno, sellaron la imagen. Osvaldo Dubini, tras la lente, supo que ese era el disparo que haría historia. La propia revista Noticias, al recrear el episodio, confirmó la historia relatada por Graciela Borges.
La serie de Prime Video no solo trajo la disputa por la prenda al presente; desempolvó el mito de una clase dirigente que, entre contratos millonarios y escándalos privados, forjó parte de la identidad contemporánea del país.
Treinta y cinco años después, el enigma sigue abierto. ¿De quién era en verdad el tapado más famoso del país? Ninguna de las partes parece dispuesta a ceder en la batalla por la memoria. Lo único seguro —y lo que permanece— es la fuerza de una foto que atravesó generaciones y, capa sobre capa, desenmascaró la frivolidad con la que la política abrazó el espectáculo en la Argentina de los noventa.
Visitas: 0